Quizás, por miedo a que desaparezca lo poco que se conserva, los "ángeles protectores" de esta iglesia son reacios a abrir la iglesia a los visitantes, temiendo que sus verdaderas intenciones sean llevarse lo que con tanto trabajo han conseguido salvar.
La piedra que sujetaba la cruz de plata, que representa una serpiente, desapareció, pero en este caso volvió a aparecer, al igual que la caja de limosnas de la entrada.
Entre los robos que ha sufrido la iglesia, quizás duele mucho el del báculo de San Martín de Tours, que tenía un remate de marfil, ya que, no sólo robaron el báculo sino que dejaron el palo de una escoba en la mano del santo. Hoy en día, éste lleva un báculo que colocaron los vecinos por no dejar al santo sin bastón de mando.
Este benditero, situado en el lateral de la capilla nobiliaria, también se intentó robar puesto que la piedra se encontró forzada, pero finalmente no consiguieron llevárselo.
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