En el ábside rectangular de la iglesia se encuentra un retablo de la segunda mitad del XVII.
Formado por tres calles y dos pisos, tan solo contiene relieves narrativos en el sagrario, con un Cristo crucificado en la puerta y San Pedro y San Pablo en los laterales.
El resto del retablo son seis imágenes, entre la que sobresale San Martín de Tours, en la calle central del primer piso.
También destacan los elementos decorativos como columnas salomónicas con racimos y granadas.
Aquí podemos ver la imagen de San Martín de Tours, cuyo báculo no es el original sino que ocupa el lugar del que fue robado.
En las siguientes imágenes podemos apreciar los efectos de la restauración. Ésta, ha sido realizada de manera minuciosa y siguiendo siempre las estrictas normas que marcan este tipo de restauraciones. Las zonas que han perdido el pan de oro que las doraba han sido cubiertas con una pintura que busca mimetizarse con los tonos pero que a la vez marca la diferencia entre lo que es original y lo que ha sido restaurado.
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